TU MEJOR INVERSION
Vivimos tiempos
convulsionados, cambios obligados que demandan de nosotros una enorme capacidad
de adaptabilidad. Al mismo tiempo, es necesario rediseñar todas nuestras
estructuras, así como la manera de comunicarnos; prácticamente, todas las áreas
de nuestras vidas han sido afectadas. Y estamos haciendo toda clase de
reajustes para seguir adelante. Sin embargo, pareciera que lo más trascendente
y significativo está quedando de lado. Quizá, porque tenemos esa terrible
tendencia a dar por sentado lo más importante de nuestras vidas. ¿Qué pasaría
si se nos ofreciera la manera de ser felices y mantenernos saludables? ¿Qué
haríamos con tal conocimiento? Responderíamos con incredulidad e indiferencia o
pondríamos nuestros mayores esfuerzos para conocer el camino y aplicar la
fórmula.
De acuerdo a un estudio
llevado a cabo por la Universidad de Harvard, dirigido en la actualidad por el
psiquiatra y psicoanalista Robert Waldinger, demostró que lo realmente determinante
en el bienestar, son las relaciones familiares, de amistad y comunitarias que
se cultivan a lo largo de la vida.
Waldinger es el cuarto director de dicho estudio, el cual se considera entre
los más largos del mundo en la investigación del desarrollo de la vida del
adulto. Durante 78 años se ha estudiado un universo de 724 hombres, desde su
adolescencia hasta sus 90s, que son las edades entre las cuales oscilan unos 60
que aún viven.
Desde 1938 los
investigadores han seguido las vidas de dos grupos de hombres totalmente
diferentes en sus entornos sociales, sus familias y su educación. Un grupo
pertenecía al segundo año de estudios de Harvard y el otro se trataba de
adolescentes de los barrios más pobres de Boston en los años 30. Todos estos
hombres fueron entrevistados periódicamente con respecto a los aspectos intrínsecos
a sus vidas de familia, sus relaciones con la comunidad, sus estudios y sus
trabajos. Sus esposas y sus hijos también fueron entrevistados; además, se les
practicaron exámenes médicos de todo tipo, incluso se les practicaban
tomografías de cerebro cada dos años.
Los adolescentes del
comienzo del estudio se convirtieron en adultos, sus vidas tomaron todos los
caminos imaginables, incluso uno de ellos, llegó a ser presidente de los
Estados Unidos. Algunos escalaron desde los estratos sociales más pobres hasta
los más prósperos. Otros, por el contrario, descendieron desde lo más alto de
la escalera hasta llegar al suelo. Algunos se volvieron alcohólicos, otros
pocos desarrollaron esquizofrenia. No obstante, la persistencia de los
investigadores ha continuado hasta el punto que los nonagenarios de hoy, les expresan
por qué continúan preguntándoles acerca de sus vidas si ya no son interesantes.
Waldinger revela que lo
que han aprendido de decenas de miles de páginas de información generada por
estudio de la vida de todos estos hombres, es un mensaje tan claro como el
agua: Las buenas relaciones interpersonales hacen a la gente más feliz y más
saludable. El estudio ha demostrado que las personas con mayor conexión familiar,
social y comunitaria son más saludables, se sienten más felices y son más
longevos que aquellos que experimentaron la soledad temprano en sus vidas.
Añade Waldinger, que la
soledad es un factor tóxico para la vida. El estudio demostró que aquellos que
estuvieron aislados por diferentes razones, fueron menos felices, su saluden
general y su función cerebral se deterioraron más temprano y vivieron mucho
menos que aquellos que tuvieron una vida de conexiones sólidas, duraderas y
felices. Porque todos sabemos que podemos sentirnos solos en medio de una
fiesta rodeados de gente, o podemos sentirnos completamente solos en el
matrimonio. Así que no se trata de tener un millón de amigos, ni tampoco de
estar comprometidos en la relación.
Se trata de la cualidad
de nuestras relaciones más cercanas, ya que de la misma manera que la soledad
puede arruinar la vida, las relaciones marcadas por los conflictos, la amargura
y la incomprensión pueden llegar a ser altamente perjudiciales. Mientras que
tener relaciones cálidas, caracterizadas por la comprensión y el respeto;
relaciones auténticas, que confieren a cada persona su valía, son relaciones
que protegen al ser humano del deterioro de su salud, del declive de su función
cerebral y promueven una larga vida.
Uno de los aspectos más
fascinante de este estudio es que cuando analizaron la vida de sus octogenarios
en forma regresiva hasta sus 50, encontraron que no fueron los valores de su
colesterol o triglicéridos los que determinaron el haber llegado a los 80
saludables y felices, sino sus buenas relaciones familiares y sociales. Las personas
que tuvieron relaciones interpersonales más satisfactorias a sus 50s, fueron
los más saludables a los 80. Incluso, aquellos que experimentaron dolor, reportaron
que éste se vio atenuado debido a su buen estado de ánimo. Mientras que los
solitarios magnificaron el dolor debido a su dolor emocional.
Concluye este estudio
revelando que las personas que sienten que tienen personas en las que pueden
confiar y con quienes cuentan para sus necesidades, son personas cuya memoria
permanece lúcida por más tiempo; mientras que aquellos que sienten que no
pueden confiar en las personas a su alrededor para cubrir sus necesidades, son
las personas que pierden la memoria más rápido. De tal manera que, el gran
hallazgo de este minucioso y largo estudio se resume en buenas relaciones
interpersonales. Algo tan antiguo como el pentateuco de Moisés.
¿Por qué algo tan
sencillo ha sido tan difícil de entender y tan fácil de ignorar por toda la
humanidad? Quizá porque nos gustan los atajos, porque queremos poco esfuerzo
con resultados extraordinarios, porque las buenas relaciones solo se logran
cuando invertimos en ellas, porque no podemos lograr buenas relaciones si no
nos dedicamos a cultivarlas; porque las relaciones profundas, significativas y
trascendentes requieren nuestra entrega, nuestra atención, nuestros oídos y
nuestro corazón.
“Me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol. Un hombre solo y sin sucesor, no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de
trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién
trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro
trabajo. Mejores son dos que uno, porque tienen mejor
paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará
a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo
levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán
mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si
alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no
se rompe pronto”.
Eclesiastés 4:9-12.
Rosalía Moros de Borregales
Twitter:RosaliaMorosB
Instagram: @letras_con_corazon
#reflexionesparavenezuela
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