ESTAR A TU LADO
Pienso que hay una
fuerza poderosa en las relaciones humanas, es una fuerza capaz de sanar,
liberar, renovar y engrandecer. Es todo un potencial que puede ser la mejor
medicina para el alma; por supuesto, como todo en la vida, esta fuerza puede
llegar a ser también negativa. Depende de la fuente que escojamos como
provisión para llenar nuestros corazones; depende de las decisiones que tomemos
en el camino; de la visión que tengamos del futuro; depende del justo valor que
tengamos de nosotros mismos y de aquellas personas y razones a las que le damos
importancia cada día.
No hay mayor
consuelo en momentos de angustia que el abrazo cálido de un ser amado. No hay
nada que nos enternezca más que la sonrisa dulce de tres dientecitos
incipientes. Es esperanzador encontrarse con un par de viejitos tomados de la
mano. Es un bálsamo para el corazón cansado sentarse en un parque, contemplar a
los niños jugando, escuchar sus risas y al instante sentir que también nosotros
nos estamos carcajeando. Amanecer tristes, buscando fuerzas para seguir
adelante y encontrarlas al ser sorprendidos por el mensaje alentador de un
amigo no tiene precio. Llegar cansados a la casa después de un largo día de
trabajo para ser recibidos por la algarabía de nuestro cónyuge y de nuestros hijos
puede convertirse en la sinfonía más sublime para nuestros oídos.
Vivimos rodeados de
palabras, llenos de dichos, pero las palabras de nuestra madre cuando
atravesamos la primera gran prueba de nuestra vida jamás se nos olvidarán:
"Tu dolor es mi dolor, tu alegría es mi alegría". Me llena de
inspiración cada vez que escucho a mis hijos decir: -Bendición mami-, los
bendigo con las palabras de siempre, pero calladamente, dentro de mi ser,
surgen infinitas bendiciones como un manantial que brota a borbotones para
llenarles la vida de bien. Mirar al pasado buscando momentos para vernos
claramente haciendo tareas, con papá sentado a nuestro lado, explicándonos la
materia, es un recuerdo de su compañía activa, del estar allí.
Todo se trata de
alguien que nos bendice con su presencia en nuestras vidas. Alguien que nos
regala un gesto, una sonrisa, un abrazo, un beso, un regaño, una palabra de
admiración. Se trata de estar al lado de quienes amamos, de quienes nos
necesitan, de quienes son nuestra responsabilidad. Se trata de nuestra
presencia activa en la vida de otros, de la presencia de ellos en nuestras
vidas. Se trata de estar al lado, de hacer el camino juntos, de saber que estás
allí. De sentir que mi silencio puede hablarte tanto como la más profunda de
nuestras conversaciones. De saber que mi mirada puede ser el abrigo de tu alma;
que tu alma puede ser el refugio de la mía.
De eso se trata la
amistad, el ser cónyuges, de eso se trata el ser padres e hijos, el ser
familia, el tener a alguien a quien amar. Y lo más hermoso que he encontrado en
la vida es que también de eso se trata la relación que Dios desea entablar con
cada ser humano. Una y otra vez podemos encontrar en las Sagradas Escrituras
que Dios nos manifiesta que su presencia estará siempre a nuestro lado; que Él
no nos abandonará en tiempos de crisis; que su mano será sobre nosotros. De la
manera que Cristo, al despedirse de sus discípulos les consuela prometiéndoles
la presencia del Espíritu Santo para estar allí al lado de ellos guiándoles a
toda verdad en sus vidas. Y de la misma forma, en la que Él se entristece al
ver que ellos no pudieron acompañarle, no estuvieron a su lado en la hora de su
angustia antes de ser llevado a la cruz.
De
eso se trata siempre el amor, de estar allí, de estar a tu lado...
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