UNA FAMILIA CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS
Una familia conforme al corazón de Dios.
Hace unos años cuando
comencé a construir este blog lo llamé de la misma manera que mi artículo de
hoy, “Una familia conforme al corazón de Dios”. Algunas personas me han
preguntado si este blog se relaciona solo con la familia o si escribo solo
acerca de este asunto. Ciertamente, he escrito sobre una variedad de temas, por
lo cual les he respondido que no, que pueden encontrar aquí artículos sobre
temas variados de la vida.
Hoy, al retomar este blog para alimentarlo con artículos
semanales, me pregunto: ¿Qué es la vida sin familia? Y luego calladamente me
respondo: - ¡Mi familia es mi vida! La vida se origina en la familia. Desde mi
perspectiva la vida sin familia se reduce al respirar sin el suspiro, al
subsistir sin la inspiración, al cerebro que piensa sin el abrazo, al corazón
que late sin el beso.
Así que, al
continuar en esta aventura de escribir les ratifico que si, mi tema favorito es
la familia, es la vida que se gesta en su seno, las aventuras del compartir sus
lazos eternos, la alegría que está contenida en el saberse parte de ella. Pero,
qué es eso de una familia conforme al corazón de Dios. ¿Acaso, podría ser tan
presumida como para pensar que tengo una familia que ha sido construida de
acuerdo al deseo de Dios, a lo que El en su creación pensó, o a lo que inspiró
su corazón?
No, la verdad es que jamás pensaría algo así; jamás me jactaría
porque realmente si nos estudiaran con detenimiento, si nos metieran la lupa,
podrían ver algunos perfiles deformados, encontrarían algunos parajes oscuros,
algunos caminos torcidos.
Sin embargo, en el
proceso de la vida primero ponemos un nombre y en el caminar ese nombre
adquiere personalidad. Se posee la existencia, el aliento de vida, a
continuación se nombra, luego se “es”. El nombre adquiere características
propias que vinieron impresas en ese aliento; más tarde con cada segundo de la
existencia el nombre se va moldeando en un ser único. Así es la familia, se
concibe, se da a luz, se nombra y luego se “es” y en el proceso de “ser” se va
desarrollando de una manera única e irrepetible.
En un momento de mi
vida, cuando aún era una adolescente, soñé con tener una familia que pudiera
prolongar los sentimientos del nido paterno. Al tratar de diseñarla en mi
mente, un deseo muy fuerte surgió en mi corazón, yo anhelaba una familia que pudiera
hacer sonreír a Dios, literalmente, que alegrara su corazón, entonces la llamé
así, “una familia conforme al corazón de Dios”.
Algún día sabré si de
alguna manera hicimos sonreír a Dios, si realmente llegamos a ser aunque sea un
poquito conforme a su corazón. Mientras tanto, seguimos caminando con su
Palabra como lámpara de nuestros pies; seguimos insistiendo en la testaruda
idea de que con Dios nuestra familia es indestructible; seguimos tratando de
conocer Su corazón para inspirar en él nuestro proceder; seguimos viniendo a
los pies de la cruz, allí rendimos nuestro ser; allí somos sanados para seguir
tomados de las manos, con nuestros corazones enlazados en el perdón, con un
amor renovado como un nuevo día lleno de sol.
“El hombre más rico sin familia
es un hombre pobre; el que tiene familia puede superar toda clase de pobreza
porque ya posee la mayor riqueza que Dios le dio al hombre”.
Rosalía Moros de Borregales
rosymoros@gmail.com
@RosaliaMorosB
IG:@letras_con_corazon
FB: Letras con corazón
#reflexionesparavenezuela
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