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PARA CONSTRUIR LA PAZ



En el sentido primario la palabra paz denota lo opuesto a la palabra guerra; de tal manera que, el significado más primitivo de paz es ausencia de guerra, de pelea, de discordia, de insulto. La paz se encuentra indivisiblemente relacionada con la vida misma; sin vida el concepto de paz pierde su significado, no tiene razón de ser. Si profundizamos un poco más, entendemos que la paz es el estado de conciliación entre hermanos, personas o grupos de diferentes ideologías. Para conciliar es necesario encontrar un punto en común entre los que se oponen.

Conciliar, por lo tanto, es trascender a las ideologías para llegar a la pura humanidad; para llegar a esos puntos que le son comunes al ser humano en cualquier lugar del planeta. Pues, es el ser humano quien le da vida al concepto de paz. Por esa razón, la paz no puede decretarse como una ley, no puede ejecutarse como una orden que da un superior a su subordinado. Tampoco puede lograrse en la reunión de quienes desprecian la vida de unos en función de la ideología de otros. Es necesario construirla desde el fundamento que puede sostenerla: La VIDA. ¡Sin vida no hay paz! Así, todos los caminos escogidos para producir paz que vejan la vida son detractores de ella.

Sr. Maduro, si realmente usted tiene la voluntad de construir la paz en Venezuela, usted debería volcar su atención, su esfuerzo y todo su trabajo a preservar, honrar y exaltar la vida de cada venezolano. Para construir la paz es necesario, en primer lugar, que se garantice el derecho a la vida. Le aseguro que la paz no es esa angustiante tranquilidad, ese ensordecedor silencio que vivieron los cubanos cuando sus hermanos eran llevados al paredón para que sus vidas fueran cercenadas. No, la paz no es esa calma angustiante que hemos vivido los venezolanos en el paredón del hampa en estos tiempos de revolución. La paz no es quedarnos de brazos cruzados mientras el mal nos abofetea, mientras nos arrebatan la vida.

Sr. Maduro, con humildad de corazón, pero con la fuerza de una venezolana que ama a esta patria, con la pasión de una madre que daría su vida para proteger la de sus hijos, con el amor y la admiración de una esposa que desea envejecer al lado de su compañero de vida y, sobre todo, con la fe cristiana que es el fundamento de mi existencia, le pido hoy que haga cesar la violencia hacia todos los que en nuestro legítimo derecho protestamos en contra de su gestión de gobierno. Pienso, siento y creo absolutamente que cada vez que un venezolano muere en manos del hampa, o muere en manos de cualquiera de las autoridades policiales o militares en las diferentes manifestaciones que se están llevando a cabo, muere la paz individual de cada venezolano, muere la paz de nuestros hogares, muere la paz de nuestras instituciones y, por ende, muere también la paz de nuestra nación.

Quizá Ud. Sr. Maduro junto con muchos de los suyos se burlen de mis palabras. Quizá, como dice el evangelio las pisoteen como haría un cerdo con una perla. No porque crea que mis palabras son perlas; pero sí, la vida y la paz, las cuales constituyen los valores fundamentales de toda sociedad. Quizá también muchos crean que perdemos nuestro tiempo, pero llegará el día en que después de haberse vencido cada oportunidad Dios juzgará, entonces no podrán ignorar estas palabras.

Para construir la paz cuide la vida como el mayor tesoro de esta nación. Para construir la paz de un paso desde la oscuridad de la mentira a la luz de la verdad. Para construir la paz haga del trabajo la piedra angular del desarrollo de nuestra nación. El trabajo dignifica al ser humano, le permite transformarse en creador. Para construir la paz haga de la salud un pilar fundamental en su construcción. ¡Salud es vida! Para construir la paz cultive la tierra, siembre múltiples semillas que se conviertan en alimento. Para construir la paz enaltezca la vida con el conocimiento, déle prioridad a la educación. Ilumine con las luces de nuestro Libertador las mentes de nuestros jóvenes. Para construir la paz practique la justicia. No puede haber paz cuando ladrones y corruptos andan libremente en sus fechorías, mientras que aquellos que levantan la bandera por la justicia y la vida son encarcelados.

Finalmente, Sr. Maduro, pero en primer lugar, para construir la paz póngase Ud. en paz con Dios.

"No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien". Romanos 12: 38.

"Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios".
Jesús de Nazaret (Mt. 5:9)

Rosalía Moros de Borregales
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